Lectura de hoy

Verse en el espejo

Proverbios 28:13

El que encubre sus faltas no prosperará, más el que las admite y se aparta de ellas alcanzará...

REFLEXIÓN

Un hombre que tenía un grave problema de miopía se consideraba un experto en evaluación...

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Estudio Bíblico de la semana

F.07.- Los tres elementos de la comunión

Lecturas Estudio sobre los tres elementos necesarios para tener comunión con Dios, desde el Antiguo Testamento hasta hoy ...

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El hombre que tenía mucho

Publicación:  miĆ©rcoles 17 abril 2024   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Todos los que habían creído estaban juntos y tenían en común todas las cosas: vendían sus propiedades y sus bienes y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Perseveraban unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos. Hechos 2:44-47


Reflexión

Una vez había una familia que no era ni rica ni pobre. Vivían en una pequeña casa de campo de Ohio. Una noche se sentaron juntos para cenar y alguien tocó la puerta. El padre se acercó a abrir.

Ahí estaba un hombre viejo con ropa desgarrada, pantalones rotos y sin botones. Cargaba una canasta llena de verduras. Le preguntó a la familia si querían comprarle algunas. Ellos aceptaron porque querían que se fuera rápido.

Con el paso del tiempo, la familia y el hombre viejo se hicieron amigos. El hombre le traía verduras cada semana a la familia. Pronto se enteraron de que él estaba casi ciego porque tenía cataratas en los ojos. Pero era tan amigable que aprendieron a esperar ansiosamente sus visitas y a disfrutar de su compañía.

Un día, mientras entregaba las verduras, dijo:

- ¡Ayer tuve la más grande bendición! Encontré una canasta de ropa afuera de mi casa que alguien me dejó.

La familia, sabiendo que él necesitaba ropa, dijo:

-¡Qué maravilloso!

El hombre viejo y ciego, dijo:

- La parte más maravillosa es que encontré una familia que verdaderamente necesitaba esa ropa.

Mis queridos hermanos y amigos, hoy el Señor nos hace recordar que la felicidad no depende de lo que has logrado o de lo que tienes, depende de lo que das y de tu actitud al darlo. Él mismo nos dice en Su palabra... Él ama al dador alegre.

Que Dios te bendiga